Soy de esas que piensan que los malos de las novelas también son personas. Con su corazoncito, como todo el mundo. ¿Acaso los villanos no dicen «¡ay!» si les pinchas con algo? ¿Acaso no tienen sentimientos? ¿No tuvieron también una infancia? La respuesta es: por supuesto. De ahí que haya abrazado con tanto entusiasmo la lectura de estas dos novelas de Sofía Rhei. Tenía entre mis manos la verdadera historia de la niñez de Moriarty y el asunto no era baladí. Moriarty ni más ni menos.
El misterio del dodo.
Autor: Sofía Rhei
Ilustraciones: Alfonso Rodríguez Barrera.
Editorial: Nevsky
Año de publicación: 2013.
Páginas: 208
ISBN: 978-84-939379-5-9
PVP: 16 €
El misterio del dodo es el primer título de esta serie protagonizada por el joven Moriarty. Ya saben, el niño que de mayor será el antagonista principal de Sherlok Holmes. Un niño victoriano que habita su mansión junto con su hermana Arabella, su padre y frau Weiss, amén de otros sirvientes como el jardinero y su hijo John. John Watson, que de mayor quiere ser médico y que es el compañero de travesuras del pequeño James.
La vida del joven Moriarty transcurre entre travesuras, inventos y el odio hacia su hermana Arabella, hasta que un día se anuncia la visita de su tío Theodosius, científico y explorador, que viene cargado de regalos y de sorpresas extraordinarias. Entre esas sorpresas se encuentra un dodo enorme, animal que le servirá al tío Theodosius para rebatirle su teoría evolucionista al propio Darwin delante de sus científicas narices. Sin embargo, durante el transcurso de la elegante cena que tiene lugar en la mansión de los Moriarty, mientras un grupo de ilustres invitados cena, el dodo desaparece misteriosamente. El enigma está servido para el pequeño Moriarty, que jamás deja escapar una oportunidad para demostrar que es más listo que su hermana.
El joven Moriarty y la planta carnívora.
Autor: Sofía Rhei
Ilustraciones: Alfonso Rodríguez Barrera.
Editorial: Nevsky
Año de publicación: 2013.
Páginas: 224
ISBN: 978-84-939379-7-3
PVP: 17 €
En esta segunda entrega de la serie, el joven James Moriarty se va a Londres, junto con Watson y su detestable hermana Arabella, para visitar a su tía Charity. La competición entre los dos hermanos se acentúa cuando la tía les propone un reto y una jugosa recompensa. En su periplo por Londres (en el que habrá un encuentro con un niño infame que será determinante para la vida adulta de Moriarty) conocerán a un montón de personajes peculiares y a una no menos peculiar planta carnívora.
Porque todos hemos tenido una infancia…
Así es, en efecto. Todos hemos tenido una infancia y esta serie es una de las que a mí me hubiera gustado leer de niña. Quizás sea por eso que la disfrutan tanto los adultos, además de los niños. La edad a la que se dirige es a partir de 9 años, pero se trata de una de esas lecturas amenas y divertidas para todos los públicos. Para adultos nostálgicos y niños curiosos. Para enamorados de la Inglaterra victoriana y de los personajes con mala leche.
Entre estas páginas vemos desfilar a la alta sociedad inglesa y asistimos a cameos ilustres como el de Darwin, Lewis Carrol (y la mismísima Alicia, dicho sea de paso), Jack el Destripador, Julio Verne o Bram Stoker. Personajes reales y de ficción que se entremezclan e interactúan con una naturalidad que hace al lector asomar una sonrisa. El humor es uno de los puntos fuertes de ambos libros. Un humor basado en la caricatura, en las referencias intertextuales, en la parodia y en los tópicos de la literatura y de la época. Un humor inteligente, en definitiva, pero muy al alcance de un lector infantil medio.
La creación de personajes es otro de los puntos fuertes de las dos novelas junto con el ambiente. Como protagonista absoluto encontramos a ese Moriarty niño, perspicaz y cabezota en extremo, que nos cae simpático sin remedio. Repeinado, sabihondo y con una tendencia pasmosa a deshacerse de pruebas comprometedoras dentro de los jarrones, su voz nos acompaña a lo largo de todas las páginas. Una voz que nos recuerda que el término “malo” es algo muy relativo. Y es que Moriarty no es exactamente malo (todavía), si no astuto, travieso, envidioso, con una habilidad natural para las deducciones lógicas y la resolución de crímenes (¡Qué gran papel hubiera hecho si lo hubieran fichado en Scotland Yard o le hubiera dado por alquilar un pisito en Baker Street!)
Otro de los personajes estrella es John Watson, compañero de juegos de Moriarty un poco a su pesar. Inocente y goloso, ejerce de contrapunto a la personalidad inquieta de Moriarty, aunque no es que le haga muchos ascos a la posibilidad de meterse en líos. Además, no puede evitar ruborizarse un poco cada vez que anda cerca Arabela.
Os confieso que Arabela es uno de mis personajes favoritos. Frívola, coqueta y envuelta en vestidos con volantes, es casi tan inteligente como su hermano y trata con perseverancia de darle en las narices siempre que puede. Toda una bomba de relojería que anden juntos por ahí.
A todos estos personajes les acompaña una trama sencilla (lo que no significa que carezca de intriga, que la tiene y mucha) en la que los protagonistas tendrán que resolver un misterio. Viene a nosotros un eco a los libros clásicos de Conan Doyle y vuelve a asomar una sonrisa.
El lenguaje es apto para la edad a la que se dirige, un vocabulario ameno y un estilo ágil e ingenioso que te mantiene a la escucha.
Mención aparte se merece la edición. Hay que hablar de ella porque es un ejemplo perfecto del trabajo que se hace con mucho mimo. Cuidada y atractiva, incluye las ilustraciones de Alfonso Rodríguez Barrera que le vienen al pelo a la historia que se cuenta. Ilustraciones que recuerdan a los libros del siglo XIX, elegantes y llenos de detalles.
En definitiva, estas dos novelas de Sofía Rhei despliegan ingenio por los cuatro costados. Una lectura más que recomendable.
(Esta reseña fue publicada en la Revista Vísperas / Primera época)